La feria de las vanidades XVII y final

Mercado de Portalegre, Alto Alentejo, Portugal. Febrero 2011

Las fotografias donde aparece gente en su medio son siempre complicadas de realizar, porque una cosa son los magníficos retratos que hace Isabel Membrado con la absoluta complicidad de sus modelos y otra muy distinta es enfocar a alguien sin su consentimiento. Se puede intentar pedir permiso y en muchas ocasiones acceden sin problemas, pero en este caso creo que el posado hubiese dervirtuado el sentido de reflejar a los personajes en su entorno y actuando con naturalidad.

¿Pero como conseguimos eso en un mercadillo lleno de gente?. Porque claro, aquí no vas a colocar el chajurdo como haría el gran fotógrafo de naturaleza Atanasio Fernández para fotografiar pajaros.

Tampoco vale la técnica, que ya os conte una vez, de la gorra hacia atrás para fotografiar bichos. Hay que hacerse invisible. Si, si, transparente. ¿Como?. Pues elige uno su objetivo, ajustas la cámara y te vas acercando distraida y lentamente. Mirada a un lado, mirada al reloj. Mirada al otro lado, mirada al reloj. Enciendes un cigarrillo, mirada al reloj. Al cabo de unos minutos, como por arte de mágia ni te ven, creedme. Porque estareís de acuerdo conmigo que en un mercado, el personaje más anodino, el que pasa más desapercibido, es...un marido aburrido de esperar.

Eso es todo amigos. Gracias por vuestra paciencia y atención. Aquí podeís ver la foto a gran tamaño  y aquí la
SERIE COMPLETA.